¿A quién le importas tú?

-Creo que no has pensado en mí, ¿sabes por qué? Porque nunca lo has hecho, simplemente estoy aquí, pero si no estuviera, tampoco te darías demasiada cuenta.
-¡No digas eso! ¡No es cierto! Yo... yo te quiero, quizá no como tú esperas ni como te mereces, pero te quiero, a mi manera te quiero.
-Ése es el problema, tu manera de quererme.

Hay momentos en la vida en el que una sola decisión, en un solo instante, cambia irremediablemente el curso de las cosas.
Cuando decides olvidar a alguien, cuando decides quererlo o no quererlo, cuando decides tirar para adelante, cuando decides mentir, traicionar, ocultar o cruzar la línea, esa décima de segundo podrá hacer girar todo al lado oscuro o inundarlo de luz…
Podrá hacer de ti un héroe o un criminal, podrá llevarte al cielo o al infierno, pero siempre será un lugar desde el cual no podrás volver atrás…

Es cierto, no sé lo que quiero. Pero sí sé lo que no quiero. No quiero que tus manos agarren a otra, no quiero que en tus brazos quepa otra cintura que no sea la mía, no quiero que despeines otro pelo ni que hagas sonreír a otra boca. No quiero que tus besos se los lleve alguien que no soy yo, ni que alegres otras noches que no sean las mías… No quiero que sientas algo por un corazón que no es el mío… Y es verdad que no sé lo que quiero, pero sé que no te quiero a ti sin mí.

- ¿Cuándo empezaste a ser tan blando?

- El primer día que ella me la puso dura.

Decirte cosas como que te quiero, que tengo miedo, que te echo de menos, que te necesito cuando no estás, que ya no podría vivir sin ti.

- Usted me recuerda a una amiga que le tiene pánico al amor, siente que es peligroso; por eso decidió dejar de sentir, como si estuviera muerta.
- ¿Qué hace su amiga para sentirse viva?
- Se corta, cuando ve salir la sangre de su cuerpo siente que respira, se siente viva.